¿Cuánto tiempo llevan los aparatos partidarios de PSOE y PP en las Redes Sociales? ¿Cuántos twits y cuantos anuncios en fan-page de Facebook de ZP y Rajoy? ¿Cuántos actos anunciados? ¿Cuántos followers y amigos/as? ¿Cuántas agencias de comunicación construyendo sus perfiles online? ¿Cuánta horas? ¿Cuánto dinero?
La careta del acercamiento social ya estaba en franco entredicho al constatar la ausencia total de respuesta a cualquier ciudadano/a que osaba aprovechar la cercanía de las Redes Sociales para hacer una pregunta, pero seguíamos para bingo.
Cuando tres personas pusieron un pie en la plaza, se derritieron las caretas y quedó al descubierto el tinglado de la alienación, el enroque y el atrincheramiento. Los candidatos y partidos súpersocialmedia desaparecen de la escena y se recluyen en sus anfiteatros de autofelación multitudinaria, eso que llaman mítines. Mientras, la Junta Electoral, mero ejecutor de las formas (con una gravedad de fondo inusitada). ¿Alguien se anima a encontrar la diferencia con los arrebatos prohibitivos de esos gobiernos tan malos y tan poco demócratas del norte de África al ver a sus pueblos en las calles?
Me resisto a creer que #acampadasol y todos sus símiles constituyan una #spanishrevolution. Las revoluciones son mucho más directas y normalmente empiezan con piedras en la mano. ¿Pero eso quita mérito o legitimidad? Ni mucho menos.
El otro bando, mientras tanto, suelta las riendas a sus ya de por sí medios desbocados para llegar incluso (como han hecho estos días las centrales lecheras peperas) a asegurar que los manifestantes son emisarios de Rubalcaba, comunistas o, directamente, miembros de ETA. La alienación y el atrincheramiento desnudan su violencia, la inexistencia de límites. El asco que producen es a veces superior a los despropósitos de sus jefes. (...cómo era aquello de "cuando veo un hombre paseando un perro, me pregunto quién pasea a quién")
¿Y cómo se sale de esto? El domingo, la primera oportunidad de traducir en cifras lo que está pasando en la red y en las plazas. Veremos, de momento tengo muchas ganas de ir a votar.
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